EL SEÑOR DE LAS MOSCAS, de WILLIAM GOLDING
EDHASA
Nº páginas: 288 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788435009515
Nº Edición:1ª
Año de edición:2006
Plaza edición: BARCELONA
SINOPSIS
Una treintena de muchachos son los únicos supervivientes de un naufragio en el que perecen todos los adultos. Enseguida se plantea cómo sobrevivir en tales condiciones, y no tardan en crearse dos grupos con sus respectivos líderes. Ralph se convierte en el cabecilla de quienes están dispuestos a construir refugios y a recolectar, mientras que Jack se convierte en el jefe de los cazadores, animados por un espíritu más aventurero. Las tensiones entre ambos bandos desembocan en un enfrentamiento que se resuelve en un baño de sangre. El señor de las moscas es un nombre para el mal en la cultura judía, y este es uno de los temas principales de la novela, junto con la contraposición entre civilización y barbarie y la validez de la disciplina, entre otros muchos.
CRÍTICA
Un clásico de la literatura siempre es un libro apetecible de leer. El paso de los años convierte a ciertos libros en obras de referencia cuya lectura casi es obligada para comprobar el estilo narrativo de escritores que han aportado mucho a la literatura universal.
Uno de ellos es William Golding, de quien se cumple el centenario de su nacimiento este mismo año. Golding regaló al mundo un libro de los que dejan huella, "El señor de las moscas", cuya historia ocultaba una gran crítica a la condición humana y a lo que podemos ser capaces de hacer cuando no hay unas reglas ni una jerarquía que nos pueda controlar.
Este libro, escrito en 1954 y cuyo trasfondo sigue vigente hoy en día, nos cuenta la historia de una serie de niños que, tras un accidente de avión, quedan aislados del mundo en una isla. Desde un principio, nos muestran a unos niños cuya educación les impulsa, de manera automática, a organizarse de manera jerárquica, e incluso democrática, ya que deciden votar quién será su jefe, y cómo actuarán en la isla hasta que puedan ser rescatados. Dentro de ellos, desde un principio, los "mayores" hacen una división en dos grupos: los pequeños y ellos mismos, que serán los que lleven el mando de la situación, y los que se encarguen de las tareas más complicadas: cazar, construir refugios...
Con esta situación, el lector cree ver un reflejo de nuestra sociedad en esos niños que, fruto de la educación recibida, aplican un espíritu democrático a todo lo que hacen, e incluso para tener la posibilidad de hablar al grupo y no ser interrumpido, otorgan a una caracola, el simbólico poder de que quien la tenga en sus manos, no podrá ser callado por los demás y tendrá que ser escuchado.
Este planteamiento, que parece ser un sueño idílico de lo que es nuestra sociedad, deja al lector bastante hipnotizado con la historia, ya que ese aura de madurez que el escritor aplica a los niños desde un principio, impulsa a querer saber cómo van a llevar a cabo sus planes. Pero Golding quiere que veamos más de lo que parece, y según vamos pasando las páginas, los personajes principales empiezan a sufrir una transformación hacia la parte oculta del ser humano, la de nuestros instintos más primitivos que, cuando no son controlados, terminan surgiendo a la superficie de nuestro raciocinio y rompen con los esquemas con los que hemos sido educados.
De esta manera, pronto empezaremos a ver cómo surge el enfrentamiento entre Ralph (el niño que ha sido escogido como jefe) y Jack (el más mayor de ellos, jefe del grupo de cazadores), producto de los celos de Jack por no ser el jefe. Ambos son el polo opuesto del otro. En Ralph vemos a la sensatez y organización personificada, mientras que en Jack vemos la arrogancia y el uso de la fuerza para ejercer el control. Así, comienza a surgir una brecha entre los dos niños que provoca una separación entre los restantes miembros del grupo. Ralph quiere una organización que permita la subsistencia hasta que sean rescatados, una visión más o menos racional de la situación y una actitud que podríamos considerar como lógica y normal. Pero Jack empieza a perder la lógica, y cede en favor de lo irracional, consistente en jugar, divertirse, cazar y ordenar sin posibilidad de réplica. Estas dos vertientes tan diferenciadas terminarán provocando una escisión en el grupo, que se separará en dos tribus diferentes entre las que surgirá un odio completamente irracional con un final desolador, hasta el punto de que el grupo de Ralph, lo terminan componiendo él mismo y su inseparable Piggy, a quien desde un principio, el escritor nos muestra como el baluarte de la sensatez, pero menospreciado por el resto por su condición física y sus continuos miedos.
Hay que destacar que, mientras ocurre esa separación de los niños, y el lector va comprobando la evolución de la historia, comienza a sentirse el temor de lo que puede llegar a pasar en esa isla con esos dos niños que terminan segregados y abandonados por el resto, quienes les desprecian e incluso los consideran posible objetivo de caza. Es decir, se comienza a temer por el estallido de una crueldad irracional que pueda perjudicarles, y de hecho se producen pequeños estalldios antes, porque, en este sentido, Golding es lo suficientemente bueno en su narración como para que empaticemos con los personajes y suframos y temamos por ellos.
Y como trasfondo, mientras somos espectadores del enfrentamiento y de cómo la brutalidad empieza a ser la reina de la situación, Golding nos presenta a la "bestia", un animal o monstruo que atemoriza a los más pequeños de la isla, y donde Jack verá su oportunidad para mostrarse como el más valiente de todos y único capaz de dominar sus miedos. Pero la "bestia" (representación del miedo infantil a la oscuridad y a lo desconocido) provocará en ellos un miedo que irá avanzando según pasamos las páginas del libro y que terminará provocando la pérdida del raciocinio a algunos de ellos. En ningún momento sabremos qué es la "bestia", Golding no lo explica, puede ser una serpiente, un monstruo marino, un animal gigante que vive en lo más alto de la isla, etc... puede ser todo y puede ser nada, pero su mero recuerdo, hace estallar el miedo entre ellos, y terminan convirtiéndola en una especie de "dios" al que aplacar su ira con la entrega de una ofrenda... en este caso, la cabeza de un jabalí.
No vamos a indicar el final del libro, nunca lo hacemos y además, en este ocasión, es un final susceptible a diferentes interpretaciones que nos harán reflexionar sobre todo lo que hemos leído antes y darle en algún momento una explicación diferente a la que se tenía anteriormente.
Lo que si se puede asegurar, es que un libro cuya lectura es impactante, con unos personajes estereotipados que simbolizan cada uno un aspecto diferente de la conducta humana, tan proclive a ceder en los momentos de debilidad. Podriamos decir que parece un estudio de nuestra sociedad a través de una sociedad de niños cuya inocencia es devorada por una progesiva deshumanización que se va cerniendo sobre ellos como una plaga y que nos dejará sin respiración en determinados momentos de la lectura.
PUNTUACIÓN: 8,5. ¿Seríamos capaces de mantener nuestro estilo de sociedad en una isla perdida si supiéramos que nadie nos controla?
RESEÑA REALIZADA POR SKADI
EDHASA
Nº páginas: 288 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788435009515
Nº Edición:1ª
Año de edición:2006
Plaza edición: BARCELONA
SINOPSIS
Una treintena de muchachos son los únicos supervivientes de un naufragio en el que perecen todos los adultos. Enseguida se plantea cómo sobrevivir en tales condiciones, y no tardan en crearse dos grupos con sus respectivos líderes. Ralph se convierte en el cabecilla de quienes están dispuestos a construir refugios y a recolectar, mientras que Jack se convierte en el jefe de los cazadores, animados por un espíritu más aventurero. Las tensiones entre ambos bandos desembocan en un enfrentamiento que se resuelve en un baño de sangre. El señor de las moscas es un nombre para el mal en la cultura judía, y este es uno de los temas principales de la novela, junto con la contraposición entre civilización y barbarie y la validez de la disciplina, entre otros muchos.
CRÍTICA
Un clásico de la literatura siempre es un libro apetecible de leer. El paso de los años convierte a ciertos libros en obras de referencia cuya lectura casi es obligada para comprobar el estilo narrativo de escritores que han aportado mucho a la literatura universal.
Uno de ellos es William Golding, de quien se cumple el centenario de su nacimiento este mismo año. Golding regaló al mundo un libro de los que dejan huella, "El señor de las moscas", cuya historia ocultaba una gran crítica a la condición humana y a lo que podemos ser capaces de hacer cuando no hay unas reglas ni una jerarquía que nos pueda controlar.
Este libro, escrito en 1954 y cuyo trasfondo sigue vigente hoy en día, nos cuenta la historia de una serie de niños que, tras un accidente de avión, quedan aislados del mundo en una isla. Desde un principio, nos muestran a unos niños cuya educación les impulsa, de manera automática, a organizarse de manera jerárquica, e incluso democrática, ya que deciden votar quién será su jefe, y cómo actuarán en la isla hasta que puedan ser rescatados. Dentro de ellos, desde un principio, los "mayores" hacen una división en dos grupos: los pequeños y ellos mismos, que serán los que lleven el mando de la situación, y los que se encarguen de las tareas más complicadas: cazar, construir refugios...
Con esta situación, el lector cree ver un reflejo de nuestra sociedad en esos niños que, fruto de la educación recibida, aplican un espíritu democrático a todo lo que hacen, e incluso para tener la posibilidad de hablar al grupo y no ser interrumpido, otorgan a una caracola, el simbólico poder de que quien la tenga en sus manos, no podrá ser callado por los demás y tendrá que ser escuchado.
Este planteamiento, que parece ser un sueño idílico de lo que es nuestra sociedad, deja al lector bastante hipnotizado con la historia, ya que ese aura de madurez que el escritor aplica a los niños desde un principio, impulsa a querer saber cómo van a llevar a cabo sus planes. Pero Golding quiere que veamos más de lo que parece, y según vamos pasando las páginas, los personajes principales empiezan a sufrir una transformación hacia la parte oculta del ser humano, la de nuestros instintos más primitivos que, cuando no son controlados, terminan surgiendo a la superficie de nuestro raciocinio y rompen con los esquemas con los que hemos sido educados.
De esta manera, pronto empezaremos a ver cómo surge el enfrentamiento entre Ralph (el niño que ha sido escogido como jefe) y Jack (el más mayor de ellos, jefe del grupo de cazadores), producto de los celos de Jack por no ser el jefe. Ambos son el polo opuesto del otro. En Ralph vemos a la sensatez y organización personificada, mientras que en Jack vemos la arrogancia y el uso de la fuerza para ejercer el control. Así, comienza a surgir una brecha entre los dos niños que provoca una separación entre los restantes miembros del grupo. Ralph quiere una organización que permita la subsistencia hasta que sean rescatados, una visión más o menos racional de la situación y una actitud que podríamos considerar como lógica y normal. Pero Jack empieza a perder la lógica, y cede en favor de lo irracional, consistente en jugar, divertirse, cazar y ordenar sin posibilidad de réplica. Estas dos vertientes tan diferenciadas terminarán provocando una escisión en el grupo, que se separará en dos tribus diferentes entre las que surgirá un odio completamente irracional con un final desolador, hasta el punto de que el grupo de Ralph, lo terminan componiendo él mismo y su inseparable Piggy, a quien desde un principio, el escritor nos muestra como el baluarte de la sensatez, pero menospreciado por el resto por su condición física y sus continuos miedos.
Hay que destacar que, mientras ocurre esa separación de los niños, y el lector va comprobando la evolución de la historia, comienza a sentirse el temor de lo que puede llegar a pasar en esa isla con esos dos niños que terminan segregados y abandonados por el resto, quienes les desprecian e incluso los consideran posible objetivo de caza. Es decir, se comienza a temer por el estallido de una crueldad irracional que pueda perjudicarles, y de hecho se producen pequeños estalldios antes, porque, en este sentido, Golding es lo suficientemente bueno en su narración como para que empaticemos con los personajes y suframos y temamos por ellos.
Y como trasfondo, mientras somos espectadores del enfrentamiento y de cómo la brutalidad empieza a ser la reina de la situación, Golding nos presenta a la "bestia", un animal o monstruo que atemoriza a los más pequeños de la isla, y donde Jack verá su oportunidad para mostrarse como el más valiente de todos y único capaz de dominar sus miedos. Pero la "bestia" (representación del miedo infantil a la oscuridad y a lo desconocido) provocará en ellos un miedo que irá avanzando según pasamos las páginas del libro y que terminará provocando la pérdida del raciocinio a algunos de ellos. En ningún momento sabremos qué es la "bestia", Golding no lo explica, puede ser una serpiente, un monstruo marino, un animal gigante que vive en lo más alto de la isla, etc... puede ser todo y puede ser nada, pero su mero recuerdo, hace estallar el miedo entre ellos, y terminan convirtiéndola en una especie de "dios" al que aplacar su ira con la entrega de una ofrenda... en este caso, la cabeza de un jabalí.
No vamos a indicar el final del libro, nunca lo hacemos y además, en este ocasión, es un final susceptible a diferentes interpretaciones que nos harán reflexionar sobre todo lo que hemos leído antes y darle en algún momento una explicación diferente a la que se tenía anteriormente.
Lo que si se puede asegurar, es que un libro cuya lectura es impactante, con unos personajes estereotipados que simbolizan cada uno un aspecto diferente de la conducta humana, tan proclive a ceder en los momentos de debilidad. Podriamos decir que parece un estudio de nuestra sociedad a través de una sociedad de niños cuya inocencia es devorada por una progesiva deshumanización que se va cerniendo sobre ellos como una plaga y que nos dejará sin respiración en determinados momentos de la lectura.
PUNTUACIÓN: 8,5. ¿Seríamos capaces de mantener nuestro estilo de sociedad en una isla perdida si supiéramos que nadie nos controla?
RESEÑA REALIZADA POR SKADI
1 comentarios:
Justo ahora es el centenario de este hombre =)
Uno de mis clasicazos pendientes!
Besotess
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