Otra de las novedades que nos trae IMPEDIMENTA es "Trabajos forzados", de Daria Galateria. En este ensayo, nos presentan las historias inverosímiles de algunos de los mejores escritores que ha dado la literatura, donde nos quedaremos boquiabiertos al descubrir las profesiones que llegaron a albergar alguno de ellos y de lo que fueron capaces de hacer para no pasar hambre... nos ha gustado!!
TRABAJOS FORZADOS, de DARIA GALATERIA
EDITORIAL IMPEDIMENTA
ISBN: 9788415130178
Encuad: Rústica
Formato: 13 x 20 cm
Páginas: 208
PVP: 18,95 €
SINOPSIS
Trabajos forzados es una apasionante y amena guía de supervivencia que recorre los modos con que los astros más brillantes del universo literario han ido capeando el temporal del hambre.
Ya sea porque buscaban hacerse ricos, o tal vez simplemente para sobrevivir, los escritores se han entregado tradicionalmente a los oficios más diversos: desde buscadores de oro a carteros, desde soldados de fortuna a industriales, desde contrabandistas de opio a fogoneros en un barco en China; conductores de autobús, verdugos, guardias, vendedores de bisutería… Malraux fue ministro; Jack London sobrevivió como cazador de ballenas en el Ártico. Colette abrió un salón de belleza y Orwell pasó de ser policía en Birmania a vivir lavando platos en Londres. Gorki trabajó como pinche de cocina en el Volga; Saint-Exupéry pensó toda su vida que su verdadero trabajo era el de aviador; e Italo Svevo dejó de ser un gran industrial para poder escribir: le bastaba concluir una línea para sentirse pagado.
EDITORIAL IMPEDIMENTA
ISBN: 9788415130178
Encuad: Rústica
Formato: 13 x 20 cm
Páginas: 208
PVP: 18,95 €
SINOPSIS
Trabajos forzados es una apasionante y amena guía de supervivencia que recorre los modos con que los astros más brillantes del universo literario han ido capeando el temporal del hambre.
Ya sea porque buscaban hacerse ricos, o tal vez simplemente para sobrevivir, los escritores se han entregado tradicionalmente a los oficios más diversos: desde buscadores de oro a carteros, desde soldados de fortuna a industriales, desde contrabandistas de opio a fogoneros en un barco en China; conductores de autobús, verdugos, guardias, vendedores de bisutería… Malraux fue ministro; Jack London sobrevivió como cazador de ballenas en el Ártico. Colette abrió un salón de belleza y Orwell pasó de ser policía en Birmania a vivir lavando platos en Londres. Gorki trabajó como pinche de cocina en el Volga; Saint-Exupéry pensó toda su vida que su verdadero trabajo era el de aviador; e Italo Svevo dejó de ser un gran industrial para poder escribir: le bastaba concluir una línea para sentirse pagado.
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